Corrían los años 70/80 y la mayoría había oído decir que, para comer bien debíamos trasladarnos a Euskadi o a Madrid. Siempre he oído que el mejor marisco y pescado se comía en Madrid pero, llegaron los JJOO de Barcelonna92.
Precisamente desde ese año, la ciudad condal ha dado un giro de 360º en lo referente a la gastronomía. Barcelona ofrece al viajero una amplia variedad de propuestas gastronómicas de todos los países del mundo y de la propia cultura de la cocina mediterránea.
La cocina casera tiene la autenticidad de la tradición con el resultado que en muchos hogares, fondas, mesones y restaurantes de nuestro mundo cercano han existido verdaderos cocineros o cocineras de platos admirables. Una cosa es la simplicidad del alimento y otra es el sabor, el gusto y la textura del mismo una vez elaborado. En nuestro país se distribuye el crédito culinario por zonas y regiones.
Ciertamente estamos atravesando una situación favorable a todo lo que se refiere al mundo culinario público. Hemos pasado de una explosión cultural moderna e inmediata al sentido del gusto con la regla de calidad y precio que no debió despreciarse nunca a un encuentro profesional con la cocina que permanece arraigada a nuestra forma de entender la vida. La modernidad ha provocado la búsqueda de lugares con buena predisposición en sus servicios totales y se sigue manteniendo como una obsesión diaria para mucha gente, cada vez menos, o tal vez huir de la cocina urbanita e ir a la cocina rural cada fin de semana.
Mi restaurante recomendado este mes es La Perla Germans Serra.
La comida no tiene solamente como misión satisfacer las exigencias orgánicas, sino la de promover la delectación y provocar en nuestra memoria los cinco sentidos marcados desde nuestra infancia. Y eso es lo que nos ofrece este restaurante que fue fundado en el año 1966 por el señor Ramón Serra que sigue al pie del cañón juntos a sus hijos. El señor Ramón se ha decantado en su madurez, transitoria o no, en valores más convencionales. Juega con cartas ganadoras, productos ciertamente nobles, saber hacer académico aunque es autodidacta, memoria histórica, suculencia refinada y ciertas licencias imaginativas, las justas y asumibles, las necesarias para marcar la diferencia sin excesivas pretensiones. Una cocina de gran solidez, de verdadero saber hacer, que se fija en la autenticidad, el territorio, la sabrosura, incluso en el placer carnal. Es, y tanto que practica junto a sus hijos, una culinaria gourmand de corte sibarita.
Modesto y sin pretensiones, está considerado uno de los mejores restaurantes de gastronomía catalana tradicional de Barcelona, y no le faltan motivos, puesto que su cocina es tan espectacular como contundente. Ubicado en el Poble Sec y más concretamente en el Paseo de la Exposición nº 62, la cocina del restaurante es, no sólo variada sino también sublime y cuenta entre sus platos, los exquisitos canelones de foie, el cap i pota, los callos, el fricandó, la xamfaina, las sardinas en escabeche, el cordero al horno, el codillo de cerdo, el rabo de buey, los peus de porc, eso sin contar el jamón 5 jotas de Sánchez Romero Carvajal y todos los embutidos catalanes incluyendo las mejores llonganissas y un largo etcétera.
Por Fernando Martínez.
Director revista Ambigú.
Comunicate con Fernando Martinez
Email: director@ambigu.net
Website: www.ambigu.net
© 2022 ambigu