Su acta de defunción ha sido levantada, como la de lo políticamente correcto, ese cúmulo de estupideces con las que la izquierda degenerada ha sobrevivido unas décadas expoliando y haciendo caja (ver ‘caso Bono’, el multimillonario). “El multiculturalismo ha sido un completo fracaso”, Ángela Merkel dixit. No un fracaso a medias, sino total. La única política presentable de Europa se refiere, por supuesto, a los islamistas, a los seguidores de la secta destructiva de Mahoma; en el caso alemán, turcos.
El multiculturalismo ha muerto
Su acta de defunción ha sido levantada, como la de lo políticamente correcto, ese cúmulo de estupideces con las que la izquierda degenerada ha sobrevivido unas décadas expoliando y haciendo caja (ver ‘caso Bono’, el multimillonario). “El multiculturalismo ha sido un completo fracaso”, Ángela Merkel dixit. No un fracaso a medias, sino total. La única política presentable de Europa se refiere, por supuesto, a los islamistas, a los seguidores de la secta destructiva de Mahoma; en el caso alemán, turcos.
Esa sentencia fatídica, reconocimiento puro y duro de la triste realidad, recorre como un nuevo consenso, como un despertar civilizatorio, toda Europa. En todas las naciones, se arrumba el socialismo, caballo de Troya estulto de la islamización, y se planta cara al islamismo, fracasado, agresivo e irracional, contrario a la libertad personal y negador de la dignidad de las mujeres (en España, el incremento de violencia doméstica está provocado por musulmanes, en exclusiva).
Esa confrontación con el multiculturalismo, esa voluntad firme de erradicarlo es lo que ha llevado al FPÖ al éxito reciente en las elecciones de Viena, con el 27% de los votos, segunda fuerza lo que ha hecho emerger de la nada a Demócratas de Suecia, lo que le ha dado la llave de la gobernabilidad a Geert Wilders en Holanda. Esa ola europea de recuperación de cordura recalará, de seguro, en Cataluña a través de Plataforma por Cataluña, partido liderado por Josep Anglada, el próximo 28 de noviembre, fecha en la que asistiremos a la hecatombe del PSC y al estallido del PSOE, como Inglaterra llevó al sumidero electoral al laborismo.
Ahora hay que desmontar el multiculturalismo. Y no es tan difícil. Contra islamización, fuera subvención. Según el Ministerio de Trabajo, el 47% de los varones marroquíes empadronados en España llevan más de un año en paro y viven de ayudas sociales. Son cientos de miles. No nos lo podemos permitir. La inmensa mayoría de las mezquitas levantadas en España lo han sido en suelo público cedido por los ayuntamientos. Es preciso e imprescindible un referéndum para decidir si las mezquitas deben ser cerradas, por apología del terrorismo, del crimen y del genocidio. Lanzó, desde aquí, por primera vez la propuesta, que –tengo la certeza- se llevará a cabo, más pronto que tarde.
Europa se ha levantado, se ha despertado de la pesadilla multicultural, de la pinza suicida del social-islamismo.
Por Enrique de Diego.
Director del programa ‘A Fondo’ de Radio Intereconomía y autor de ‘Chueca no está en Teherán’ (Editorial Rambla)
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