Pecar sin penitencia es posible. El chef Alain Guiard pone cada día la tentación delante de nuestros ojos en su nueva aventura, el restaurante Santa Burg, un espacio único en Barcelona cuya materia prima empuja al pecado. La carne es débil y Alain Guiard lo sabe. Por eso ha elaborado una carta de hamburguesas para paladares sibaritas que quieren vivir una experiencia divina.
Santa Burg rompe moldes con un concepto innovador y pone al alcance del gran público el icono de la comida rápida: unas hamburguesas de alta gama, elaboradas de forma artesanal y con la mejor carne de la ciudad. En Santa Burg hay bula gastronómica para pecar.
Hamburguesas de alta gama en Santa Burg.
Divina Sociedad
Dos chefs excepcionales como Alain Guiard y Xavier Pellicer decidieron crear una hamburguesería diferente a nales de 2011 y eligieron un local en el barrio de Sants para poner en marcha su sueño. Alain está cada día al frente de los fogones, trincha la carne de buey, compra en el mercado y prepara su inimitable salsa chilli. Desde su santuario, el chef bendice cada plato como si fuera único. Alain Guiard posee una dilatada carrera profesional y en su curriculum destacan el restaurante Àbac (dos estrellas Michelin) y el Blanc, en el hotel Mandarín Oriental de Barcelona, como brazo derecho del maestro Jean Luc Figueras.
Para Alain Guiard, el objetivo de Santa Burg es “ofrecer hamburguesas de alta calidad, a un precio asequible, con un toque especial y acompañadas de una bodega interesante”. El proyecto de Guiard y Pellicer empezó este invierno pero seguirá caminando y este peregrinaje les llevará muy pronto a inaugurar otros locales Santa Burg en Barcelona.
Carne para Pecar
Pecar sin penitencia es posible. El chef Alain Guiard pone cada día la tentación delante de nuestros ojos en su nueva aventura, el restaurante Santa Burg, un espacio único en Barcelona cuya materia prima empuja al pecado. La carne es débil y Alain Guiard lo sabe. Por eso ha elaborado una carta de hamburguesas para paladares sibaritas que quieren vivir una experiencia divina. Santa Burg rompe moldes con un concepto innovador y pone al alcance del gran público el icono de la comida rápida: unas hamburguesas de alta gama, elaboradas de forma artesanal y con la mejor carne de la ciudad. En Santa Burg hay bula gastronómica para pecar.
Los Siete pecados…
La lujuria, el primer pecado capital. El deseo obsesivo de saborear las amburguesas elaboradas mediante proceso artesanal, de probar todas las que ha diseñado Alain Guiard, cada una especial y distinta a las demás.
La gula, el consumo desmedido de comida y bebida. Abusa y disfruta de la carne, de las ensaladas, de los toppings y de los mejores vinos, cervezas artesanales, cavas y champagnes de su bodega dejándote seducir por su sumiller Juan Pablo.
La avaricia. En Santa Burg no lo son. Todo lo hacen pensando en ti. Por eso te miman, te ofrecen, te regalan y comparten contigo su cocina única y especial..
La pereza nos aparta de obligaciones espirituales pero no impide que en Santa Burg tú mismo diseñes tu propia hamburguesa y la vistas con los mejores complementos.
La ira. En Santa Burg sólo se enfadan si te enfadas tú. La atención al cliente es exquisita y te sentirás en el séptimo cielo.
La envidia es desear algo que alguien más tiene. Sé de los primeros en conocer Santa Burg y cuéntalo. Primero, que te envidien y después, que te copien.
La soberbia sólo se contempla en la cocina y en la cesta de la compra. Un panadero trae el pan cada día de la semana, hecho especialmente para Santa Burg bajo las directrices de Alain Guiard. Cada patata se corta a mano y se fríe con un extraordinario aceite. El chili es casero y la burrata, los tomates, los pepinillos, los alcaparrones y todo lo demás lo va a comprar el chef todas las mañanas.
Un templo en el Barrio
Ubicada en pleno barrio de Sants, en la calle Vallespir nº 51, la Santa Burg es una hamburguesería absolutamente diferente. Su decoración es el contraste entre lo divino y el pecado de la carne. El local está presidido por una imagen de la Santa Burg rodeada de velas, ores y otros elementos religiosos aportados, incluso, por los propios clientes. La música es una de la bazas nocturnas de este restaurante atípico. Tras la cena, la Santa Burg ofrece los mejores gintonics de la ciudad y una selección musical muy atractiva. En breve, un DJ “pinchará” una noche a la semana y utilizará parte de la barra y el confesionario como punto de apoyo de la mesa de mezclas.
Los amantes del futbol también tienen aquí su santuario y muchos de ellos se encomiendan a la Santa Burg mientras cenan y observan las evoluciones de su equipo en la pantalla gigante del local.