¡Nos veremos en el cielo!
Te conocí en el año 1991 aunque seguía tu trayectoria desde tus comienzos en la radio como Tito B. Diagonal. Pude comprobar a lo largo de todo este tiempo que eras una persona sensacional. Tuve el placer de comer, cenar y tomarme unas cuantas copas contigo en los mejores restaurantes y locales de Barcelona. Compartíamos buenos momentos en presentaciones y todo tipo de actos sociales en los que nos encontrábamos y, además tuve el inmenso placer de hacer un viaje a Hong Kong en tu compañía. Ese viaje ha sido uno de los mejores de mi vida no sólo, por el viaje en sí, sino por los buenos momentos que me hiciste pasar con ese carácter que tenías tan entrañable y divertido. Eras una persona que se hacía querer, eras amigo de tus amigos. Aunque no te sintieras bien no se te notaba. La sonrisa y la alegría de vivir eran tus compañeros de viaje. Nunca te olvidaré. Descansa en paz. ¡Nos veremos en el cielo!
¡Nos veremos en el cielo!
Te conocí en el año 1991 aunque seguía tu trayectoria desde tus comienzos en la radio como Tito B. Diagonal. Pude comprobar a lo largo de todo este tiempo que eras una persona sensacional. Tuve el placer de comer, cenar y tomarme unas cuantas copas contigo en los mejores restaurantes y locales de Barcelona. Compartíamos buenos momentos en presentaciones y todo tipo de actos sociales en los que nos encontrábamos y, además tuve el inmenso placer de hacer un viaje a Hong Kong en tu compañía. Ese viaje ha sido uno de los mejores de mi vida no sólo, por el viaje en sí, sino por los buenos momentos que me hiciste pasar con ese carácter que tenías tan entrañable y divertido. Eras una persona que se hacía querer, eras amigo de tus amigos. Aunque no te sintieras bien no se te notaba. La sonrisa y la alegría de vivir eran tus compañeros de viaje. Nunca te olvidaré. Descansa en paz. ¡Nos veremos en el cielo!
Por Fernando Martínez.
Director revista Ambigú.
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