Nadal viene a Barcelona en busca de otro 10

 

NADAL 10

 

 

Un Nadal bronceado y con una nueva corona en Montecarlo en el bolsillo aparecía por su club, el RCTB-1899, con ganas de descansar lo mínimo y necesario, tocar algo la bola para no perder la costumbre y reafirmar su buen momento y su casi inmejorable comienzo de temporada: “Estoy donde quería estar. Y espero que las cosas sigan funcionando”.

Un Masters 1.000, tres finales (una de Grand Slam) y un más que trabajado segundo puesto en la Race y quinto puesto en la ATP le hacen sentirse optimista. Sereno. Con toda la confianza necesaria. Y ganada por méritos propios. Esta vez, ante la prensa, no tuvo que contestar a ninguna pregunta sobre lesiones. Ni aparecieron las palabras ansiedad o derrota. No hay nubes en el horizonte Nadal. Y es que Rafa ha demostrado que es capaz de conseguir algo inédito para cualquier jugador, diez entorchados en un mismo torneo, en este caso Montecarlo… y que las condiciones que atesora son las óptimas para obtener la misma gesta aquí, en Barcelona. Con permiso del número uno del mundo, Murray, el mallorquín tiene muchas posibilidades para lograrlo. No pestañeen si no quieren perdérselo.

“Llego bien, contento, ilusionado con este comienzo de temporada. Debuté en tierra en Montecarlo y ahí fui de menos a más”. Son palabras del rey de la tierra batida, al que ya no le preguntan por el récord de Vila porque ha sido otras de las muchas gestas superadas. Argumentos más que necesarios para demostrar un optimismo sin sombras. Y más si en el partido más trascendental de las últimas semanas, la final monegasca, uno sale, gana, concede muy pocas oportunidades al rival (Albert Ramos no gozó de ninguna bola de break) y todas las sensaciones se resumen en un claro viento a favor. “Lo hice casi todo bien”, sentenció el diez veces ganador en el Monte Carlo Country Club.

Como si se tratara de un velero con viento de popa, ahora a Rafa no le toca hacer un golpe de timón, pero sí variar ligeramente el rumbo. Por mucho que siga jugando a orillas del Mediterráneo y con sol en la cara, ahora le esperan enemigos diferentes. Una bola diferente. Y unas expectativas diferentes. Por lo que toca dejar de pensar en lo logrado y concentrarse para hacer lo que miles de aficionados esperan. Que llegue a la final y que levante el décimo Godó. Que siga esa estela de Montecarlo, donde también fue la décima vez que se imponía. Y que redondee la mejor racha posible antes de llegar a Roland Garros donde, cómo no, también, podría alzar su décima corona. ¿10+10+10? Algo inimaginable para cualquier tenista hasta que ese chico de Manacor dijo que había venido para quedarse. Que había venido para destrozar récords hasta entonces inalcanzables. Que había venido… para que no nos olvidásemos de él fácilmente.

La primera jornada para Nadal entre los suyos fue bien completa. Llegar. Aprender del arquero olímpico Antonio Rebollo. Rueda de prensa. Y entrenamiento. Además de saludar, regalar autógrafos y hacerse esos soñados selfies que tantos chavales llevan todo un año esperando. Hoy, dijo, “será la hora de hacer un gran entreno”. Ya no vale regodearse en lo conseguido en Mónaco. En pocas horas tendrá que saltar a la pista y comenzar a defender 500 puntos, decirle a sus rivales que quiere seguir reinando en la que es su casa tenística y que quiere seguir aumentando esa astronómica cifra de 48 partidos ganados sobre 51 partidos disputados.

De Rafa es bien conocido que no le gusta augurar el futuro. No quiere ni oír hablar de futuros rivales, de futuras finales, de futuras gestas. Ahora solo piensa en su primer rival en Barcelona, que saldrá del enfrentamiento entre el argentino Olivo y el brasileño Dutra Silva. Solo se ha enfrentado una vez al de Sao Paulo, ninguna contra el de Rosario. Algo que, en las primeras rondas, no suele gustarle. Cauteloso, intenta evitar peligros inesperados en los primeros envites. Lo que sí es esperado es una central a rebosar para verle debutar en la jornada de mañana. Muchos llevan un año esperando ese momento. Y el rey de la tierra, el que cumple sueños de grandes y pequeños, no pretende decepcionarlos. “Diez es un número especial”, dijo refiriéndose a su último logro conquistado. Y diez, también, es el objetivo de títulos cosechados en Barcelona. Aunque su modestia le impida confesarlo.

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